Nos apasiona la propuesta y desafío de lograr proyectos que nos regresan a la tierra de origen, a la esencia de quienes somos, de cuando el territorio era puro y simple. La vida de campo es quizá una de las formas más orgánicas en que interviene la arquitectura, un paso que nos reencuentra con el México que fuimos y somos, el lienzo donde se expresa el dominio de la composición, el diseño y la integración absoluta de las formas y los recursos naturales, yendo más allá de la sofisticación y la elegancia.